2/27/2006

¿Se ha perdido la vergüenza? Por Malú Kikuchi

Finalmente, con 20 votos más de los necesarios, se aprobó la ley que reforma el Consejo de la Magistratura. La nueva ley, que pone al Poder Judicial en manos de los políticos que están en el poder, fue votada por 149 diputados. Diputados que se supone representan a los ciudadanos que los votaron. Diputados que representan a los ciudadanos que los votaron para que éstos sean defendidos en su vida, en su libertad, en su honra y en sus bienes. Vida, libertad, honra y bienes que están en manos del Poder Judicial, Poder Judicial que a partir de la reforma del Consejo de la Magistratura, estará en manos del Ejecutivo de turno.

La Cámara de Diputados está compuesta por 257 diputados. El Frente para la Victoria cuenta con 118. El quórum necesita de 129 miembros y la aprobación de esta ley, también. Al proyecto de reforma del Consejo de la Magistratura que presentó la Senadora Cristina Fernández de Kirchner, y avaló el Ejecutivo, le faltaban 11 votos para ser legalizado. ¡Consiguieron 129 y 20 más! ¿Quiénes fueron y porqué?

De los 118 diputados kirchneristas, votaron 113, Balestrini por ser el presidente de la Cámara se abstuvo, Rafael Bielsa y Oscar Massei (Neuquén), se ausentaron en el momento de la votación; Jorge Garrido (Buenos Aires) y Fernando Salim (Santiago del Estero), ausentes. 89 diputados de la oposición votaron en contra.

Entre los ausentes y las abstenciones sumaron 19 diputados. Quedan 37. 37 diputados que sin ser oficialistas votaron a favor de una ley muy cuestionada, una ley que pone a la Justicia en manos del partido gobernante, una ley que legaliza la escandalosa tendencia hegemónica del Ejecutivo. Los 37 diputados que votaron al ritmo que marca la pareja presidencial, ¿lo hicieron convencidos de la bondad de la ley?

La pregunta se impone. 19 diputados duhaldistas, hasta el 23 de octubre del año pasado enemigos acérrimos del gobierno, entre ellos paladines del antikirchnerismo como Mabel Müller y Oscar Rodríguez (matrimonio amigo de los Duhalde desde hace años), Luis Barrionuevo, Alfredo Atanasoff, Jorge Villaverde (primer candidato a diputado de Chiche), José María Díaz Bancalari (compañero de fórmula de Chiche) y el resto, ¿creen realmente en la ley que votaron? Se suman 5 diputados radicales, Hugo Cuevas, Ricardo Colombi, Cristian Oliva, Daniel Brue y Genaro Collantes, que la UCR pretende expulsar del partido.

Se suman los diputados de Adolfo Rodríguez Saa. Se suman los diputados del partido Renovador de Salta, Andrés Zottos y Carlos Sosa (partido del senador Gómez Diez, compañero de fórmula de López Murphy). Se suman Borocotó (el pase del siglo) y Paola Spátola (hasta ayer Recrear), ambos ex PRO. ¿En serio, de verdad, con la mano en el corazón, votaron a conciencia?

Cuando en el año 2000 estalló el escándalo por la Banelco supuestamente usada en el senado para votar una reforma de la ley de trabajo, la sociedad toda se horrorizó. El vicepresidente, incapaz de investigar debidamente, renunció. Hubo cambios en el gabinete. Los senadores acusados de soborno fueron marginados socialmente.

El escándalo precipitó el final de la Alianza lo que contribuyó al abrupto final del gobierno del Presidente De la Rúa. Esa catarata de episodios la generó la supuesta Banelco. Hoy en día la sospecha de compra de votos por parte del Ejecutivo está en boca de los niños y hablamos del tema como de algo cotidiano y normal.

Desgraciadamente, en nuestra Argentina, la compra de votos y la venta de voluntades se ha convertido en algo cotidiano y normal. Ni siquiera es necesario comprar los votos con plata o con puestos o con promesas de impunidad, basta con estar cerca del poder. Un poco de miedo, mucha necesidad de figuración, alguna esperanza de...algo, con eso basta. Sobra. Sobraron 20 votos.

Se perdió la vergüenza. La sociedad lo permite. Nosotros también hemos perdido la vergüenza. Toleramos lo intolerable.

P.D. “Vergüenza: turbación del ánimo ocasionada por alguna falta cometida, o por alguna acción deshonrosa y humillante, propia o ajena.” Diccionario de la Real Academia Española.


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