11/06/2006

El silencio de los responsables, por Malú Kikuchi

El silencio, ¡qué tema! Según el diccionario, silencio, quiere decir abstención de hablar, falta de ruido. En una acepción más literaria, la Real Academia Española añade: entregar algo al silencio, significa, olvidarlo, callarlo, no hacer más mención de ello. De todos modos, silenciar un hecho, no implica que el hecho desaparezca, es más, a veces potencia el efecto contrario. De tanto silenciar una derrota, ésta se magnifica.


Existen tantas clases de silencios como actitudes humanas a las que los silencios responden. Hay silencios calculados y hay silencios compartidos. Existen silencios neutros y ásperos y belicosos y dulces y respetuosos. Y existen silencios tercos, y existen silencios miedosos. Hay silencios mucho más elocuentes que el más elocuente de los discursos. Hay silencios que gritan.



Página 12, jueves 7 de abril de 2005, sección de sicología, firmada por Carlos Ahschut, Profesor en la UBA, FLACSO y la Universidad San Andrés (de un trabajo titulado “Silencio, silenciosamente”) : “Podríamos llamar silencio al estado de cosas en que se escucha y se conviene en no hablar de algunos aspectos de la realidad.




Es un silencio vital en que conviven lo racional y lo emotivo. [pero]Cuando el miedo es sobrecogedor, se renuncia a hablar abiertamente. Cuando está en juego la pérdida de derechos, de posición y carrera, surge el silencio absoluto”. Una teoría sicológica dice que en Occidente se le tiene miedo al silencio, tanto miedo que se lo llena de ruidos para no pensar. ¿Pero qué pasa si el silencio es el síntoma del miedo? Pareciera ser una posibilidad.



Domingo 29 de octubre 2006, la provincia de Misiones enfrenta su misión más difícil, decidir entre la democracia y el autoritarismo. Elección ardua viniendo de un Pueblo pobre al que los diferentes poderes han decidido sobornar. Pretenden comprarlo con comida, prótesis dentales, créditos (convertidos en regalos de ganar el SI), amenazas, pedazos de carne, apretadas, y en última instancia, fraude. Le prometen $1.500 millones en obra pública a cargo del Estado Nacional y le dan $20 millones en efectivo, entregados por la ministro Alicia Kirchner y por Sergio Massa (ANSES). Y fabrican 30.000 DNI falsos, para que los usen paraguayos alquilados a $100 por persona. Y además, se pretende que voten muertos, en perfecto estado de salud, lo mismo que longevos personajes con más de cien años. ¡Qué logro para el ministerio de Salud de la provincia!



A pesar de la explícita ayuda del poder Nacional, a pesar de la visita a Misiones del Presidente, a pesar de los encuestadores al servicio del poder, a pesar de todo, inesperadamente, gana el NO. Gana la dignidad de los Misioneros, gana la democracia, gana la alternancia, gana el respeto por las instituciones republicanas. Gana con el NO la esperanza de todo un país. Frente Unidos por la Dignidad (NO), 56,6%; Frente Renovador (SI), 43,4%. El Frente liderado por Monseñor Piña se llama como debe llamarse, apela a la dignidad, cualidad que demuestran tener los Misioneros. ¿Pero porqué el Frente de Rovira se llama “Renovador” si la pretensión es perpetuarse? Difícil de comprender. La derrota de un aliado incondicional como Rovira, también es difícil de comprender para el Gobierno Nacional. Difícil de comprender; difícil de aceptar.




El domingo 29/10/06, perdió Rovira. El silencio de la Rosada al respecto, dice que también perdió el Presidente. Como siempre que algo lo incomoda, lo mantiene en vilo o lo irrita, el Presidente se refugia en Santa Cruz. Le cuesta volver a Buenos Aires si la realidad que lo espera no le es grata. La elección fue el domingo. El Presidente llegó a la
capital recién el martes.


El tema Misiones fue ignorado oficialmente por él y por sus voceros habituales. Los encuestadores del poder se pusieron el disfraz al hombre invisible y ellos también callaron. Los encuestadores del poder, sabían que el SI perdía. Sabían del fraude, ¿para qué montar un fraude si se está ganando? Sabían y no lo dijeron, o apostaron al triunfo del fraude. Tanto el Ejecutivo que apoyó a Rovira, como los encuestadores que se “equivocaron” feo y por mucho, le deben una explicación a la sociedad.



Todos callan. Los responsables se callan. El tema no se toca. De eso no se habla; es la orden. Y la orden se cumple a rajatabla. Misiones no existe, no es una provincia Argentina. En Misiones no se votó. ¿Quién lo conoce a Rovira? En Misiones no se perdió. Pero no importa cuanto se calle, en Misiones, el Gobierno Nacional perdió. PERDIO. Y el silencio lo grita, lo magnifica. Más callan, más grande se hace la derrota; más callan y más se sabe cuánto les duele la derrota.



Dicen que “responsable” es aquel que da respuesta. Los responsables de la derrota sufrida por los Gobiernos Provincial y Nacional, en Misiones, no dan respuesta. ¡Hubiera sido tan simple felicitar al Pueblo Misionero por haber votado! Ni siquiera era necesario hacer mención a vencedores y vencidos. Pero el Presidente estaba demasiado involucrado en la elección para poder dar esa respuesta mínima. Y a pesar que el mes de octubre no ha sido un buen mes para el Presidente: recordar los episodios del Hospital Francés y su foto con Sergio el “Tuta” Muhamad; la batalla de San Vicente con el cajón de Perón esperando en una ruta; lo de Misiones es peor, duele. Asusta.



Es la primera derrota explícita del Presidente que le ha dedicado los 41 meses de su gobierno a acumular poder. Un poder enorme, más allá de los límites impuestos por la Constitución Nacional, que sin embargo, no le han servido para ganar una elección provincial por la que se había jugado.



¡Tanto poder y no poder! No poder ganar una elección provincial en un lugar donde el Presidente tiene el 70% de imagen positiva y el Gobernador 50%, según los encuestadores (del poder, que no todos dan esas cifras). Entonces, aparece el miedo. Si no se pueden comprar las voluntados de un Pueblo careciente, ¿cómo se hace la “nueva política”?



Si la gente no se vende, si los habitantes se convierten en ciudadanos, si un obispo con un San Miguel pintado en la remera puede contra todo un aparato político, ¿cómo se gobierna? Y aquí, entra a jugar el miedo. Y el miedo llama al silencio. Y el silencio habla del miedo y del desconcierto.



El silencio de los responsables de la derrota electoral, el silencio de los que no dan respuesta, es el más grande tributo a la dignidad corajuda de Misiones.



Cuando escaseaban las esperanzas, Misiones le dio la razón a Bertold Brecht cuando decía, “nada debe parecer imposible de cambiar.”


El domingo 28 de octubre (¡qué coincidencia!) 2007; el cambio es posible. ¡Gracias Misiones!


Gentileza en exclusiva de
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