3/31/2007

DIA DE LA MEMORIA

El 24 de Marzo de 1976 algunos éramos jóvenes; otros, niños; y varios de nosotros aún no habíamos nacido. Pero ese día todos juntos fuimos lanzados violentamente al dolor, al miedo, a la soledad.

Cinco golpes militares en 36 años nos habían preparado para aceptar a la dictadura militar como algo natural, algo que sucedía cada tanto; nadie imagino que tanto horror seria posible.

Hace treinta años fuimos condenados, sin juicio, por haber tomado conciencia de que vivíamos en un mundo injusto, por haber denunciado que había ricos muy ricos y pobre muy pobres, países que dominaban a otros a su antojo, y la arbitrariedad con que los gobernantes de turno ejercían el poder que les habíamos dado con nuestros votos.

Fuimos criminales por practicar la solidaridad, por alfabetizar, por organizarnos en las fabricas, en las escuelas, por levantar casas en las villas, por repartir remedios, por ayudar con la tarea a los chicos, por leer, por hablar, por pensar.

Nuestra condena fue el secuestro, la tortura, el asesinato a treinta mil argentinos médicos, estudiantes, gremialistas, monjas, sacerdotes, maestros, políticos, periodistas, artistas, escritores, obreros, conscriptos, niños, y el silencio de un pueblo por terror había aprendido a marcar el paso.

Todo en forma secreta y clandestina.

No fueron errores ni excesos. Fue un plan fríamente planeado para liquidar a todos aquellos que ponían en peligro este modelo salvaje que todavía rige en nuestra vida y que nos dice como una verdad absoluta e indiscutible que siempre ha habido y habrá pobres. Un plan que atravesó todo nuestro continente.

Sra Malú:
Este panfleto se lo hicieron pegar a mi hijo en un colegio municipal en la ciudad de Buenos Aires.
Por favor le pido que lo comente. Soy habitual oyente de su valiente programa, disculpe por no poner mi apellido pero por mi lugar de trabajo y la identidad de mi hijo se me hace imposible. Muchas veces dejo mensajes en su programa.
La felicito a usted y a su equipo por defender la libertad y lo poco que nos queda de República.
Soy “Pablo” de Capital.