11/05/2007

Sin excusas, por Malú Kikuchi

Según el diccionario, “sin” significa, carencia o falta de algo y “excusa” quiere decir, motivo o pretexto que se invoca para eludir una obligación o disculpar una omisión. Todo lo cual implica que, quedarse sin excusas, pasa a ser un tema complicado.

El hecho de no tener excusas detrás de las cuales ampararse en caso “de necesidad y urgencia”, no es fácil. Menos fácil aún, si los que se quedan sin excusas son argentinos. El país se ha especializado en no asumir nunca sus responsabilidades en ningún sentido y adjudicárselas siempre a “otro”.

La elección del pasado 28/10, no es una reelección propiamente dicha, pero tampoco es un decidido cambio de gobierno. La presidente electa no sólo pertenece al mismo partido (¿es un partido el Frente para la Victoria?) que el actual Presidente, también es la esposa del Presidente.

A pesar de haber compartido en cierta forma el gobierno con su marido, desde el Senado de la Nación y en particular en la intimidad, debe haber muchos temas sobre los cuales la electa presidente no ha de tener ni la más remota idea.

Supongamos que es así. Supongamos que hay temas de los cuales la presidente electa no fue enterada, y que, de haberlos conocido en su momento, los hubiera solucionado de manera diferente. Supongamos. ¿Qué hace la presidente electa? ¿A quién le echa la culpa?

No va a poder alegar la “pesada herencia recibida”. Eso sería admitir que el gobierno de su marido no fue todo lo bueno que ella sostiene que ha sido. No va a poder explicar que no tenía conocimiento del problema ni de la solución encontrada. Problema y solución, con los que no estaría de acuerdo. Eso sería admitir que no la tuvieron al tanto de todo lo que sucedía. La han dejado sin excusas.

Forman parte de la herencia a recibir, por parte de la presidente electa: los restos de una República que fue y ya no es. Hereda una nación que no respeta la división de poderes, razón por la cual no es respetada por los países serios (los serios en serio, no como eslogan electoral).

Hereda la inverosímil desaparición de Jorge Julio López (18/09/06, hace ya 1 año, 1 mes y medio), hereda la inseguridad fenomenal que aqueja al país en todos los ordenes, en todo lugar y en todo momento. Inseguridad que se debe al permisivismo, al dejar hacer, al temor de ejecutar políticas de prevención, disuasión y represión, todas ellas dentro de la ley. ¿Qué hará con los movimientos piqueteros? ¿Seguirán siendo dueños de calles, rutas y puentes? ¿Seguirán contraviniendo el artículo 14 de la Constitución Nacional?

Constan en la herencia por recibir, un sistema de educación que no funciona: el 130% de los chicos bonaerenses no termina el secundario y más de 90.000 no pasaron de 2º año a 3º. No es sólo la pobreza la causa, también lo es la falta de motivación.

Lo que quiere decir que los maestros no tienen el fuego sagrado de la enseñanza, quizás porque tienen que pelear día a día con salarios bajos y poco reconocimiento. El resultado es pésimo. Sin educación no hay pueblo que avance, no hay personas que progresen. ¿Cómo va a encarar Cristina Fernández la mala educación heredada? Sin excusas.

La presidenta electa va a heredar un país en el que la droga, tema que era ajeno a los argentinos hasta hace no mucho tiempo, es hoy un flagelo que crece desmesuradamente y al que no se le pone coto. Aumenta el consumo de paco, éxtasis, marihuana, cocaína, heroína y cualquier derivado, pasando por los pegamentos.

La droga entra al país sin inconvenientes, se la procesa y se la exporta, sin inconvenientes. Hay cocinas caseras para los restos, restos que se convierten en drogas mortíferas. Los aeropuertos clandestinos proliferan en las provincias, los laboratorios y la producción de acetona, también. ¿Cómo va a solucionar el tema de la droga la presidente electa? ¿A quién le echará la culpa del problema? La han dejado sin excusas.

La novísima presidente hereda un INDEC sin credibilidad y una inflación real más que preocupante; empresas estatales creadas de la nada y para nada, pero con costos altísimos, como LAFSA y ENARSA. Hereda desnutrición en varias provincias, algo incomprensible en un país que crece y produce alimentos para 300milones de personas. ¿A quien culpa? Sin excusas.

Hereda también el intrincado y perdido asunto de BOTNIA y un medio ambiente en vías de destrucción, por falta de políticas ambientales. Hereda un conurbano bonaerense, primero y segundo cordón, sin cloacas, y en muchos lugares, sin agua potable. Y el país tiene reservas suficientes y crece vertiginosamente, por lo que no se explica como no se solucionan problemas esenciales para mejorar la calidad de vida de la gente. La presidente no tendrá excusas para lo que no se ha hecho.

Heredará tarifas públicas atrasadas desde la devaluación, que indefectiblemente habrán de aumentar. El problema de la falta de energía tardará por lo menos tres años para empezar a solucionarse, si es que llegan las inversiones. Argentina es un país sin estado de derecho, se han roto todos los contratos.

Se subsidia a los amigos y en general la política económica beneficia mucho a unos pocos, y mantiene en vilo al resto. Política económica que debe cambiar, si se pretende que el país sea factible en el futuro, ¿pero con qué excusa va a cambiar? ¿A quién se podrá culpar cuando la economía deje de funcionar?

Ojalá, con o sin excusas, Cristina Fernández de Kirchner consiga gobernar para 38 millones de argentinos. Ojalá pueda revertir los errores políticos y económicos de su marido, el actual presidente. Ojalá pueda aprovechar el maravilloso viento de bonanza internacional, para encauzar definitivamente a la Argentina hacia el futuro. Con o sin excusas, ojalá pueda, ojalá lo consiga.

De no ser así, habrá que estar atentos sobre quien recaerán las excusas y a las culpas por lo no hecho o por lo mal hecho. Ese será un problema para la nueva presidente.

¿Qué excusas tendrán los argentinos que la votaron si las cosas no funcionan? Argentinos que la votaron por convicción, por intereses personales o porque les compraron el voto. Todos con razones atendibles. Creer es atendible. Defender intereses individuales, es atendible. Vender el voto por necesidad, también es atendible; es más responsable el que compra, que el que vende. Ya que, en este caso, el que compra es responsable de la necesidad del que vende. ¿Qué excusas tendrán para justificar el voto?

De los argentinos dependía la elección. Los argentinos decidieron. El 44,99% del 30% del padrón decidió por todos los demás. No tendrán excusas.

Claro que, si las cosas no funcionan, siempre podrán culpar a Menem, al Proceso, a Roca, al fusilamiento de Dorrego o a las Invasiones Inglesas. Que para inventar excusas, los argentinos somos tan, pero tan, ¡creativos!

Gentileza en exclusiva de www.lacajadepandoraonline.com para NOTIAR