12/11/2006

¿13 Navidades? Por Malú Kikuchi

Navidad significa nacimiento y comúnmente se refiere al nacimiento de Jesús. Es una fiesta religiosa que se ha extendido a prácticamente todo el planeta. En casi todos los países, aún en aquellos que no tienen mayoría cristiana, la Navidad se festeja sin pensar en su origen religioso. Por supuesto que hay excepciones. En Cuba, la Navidad estuvo prohibida desde la revolución (1959) hasta la visita de Juan Pablo II a la isla (1998).


Navidad para los creyentes representa la esperanza de la redención humana. Para los no creyentes es una fiesta de alegría, regalos, amigos, sonrisas, buenos deseos, abrazos, tiempo de paz ... y familia. Para todos, creyentes y no creyentes, la Navidad es una fiesta familiar. Por supuesto que hay excepciones. Para la Doctora Hilda Molina y para su madre, la Navidad no incluye a la familia.
Hechos.



Hilda Molina Morejón nació en Camagüey, Cuba, el 2/5/1943. Se graduó de médica en 1974, primera de su promoción. Especializada en neurocirugía, entró a trabajar en el Instituto Nacional de Neurología, puesto que ganó por concurso. Fundó en 1989, el CIREN, Centro Internacional de Restauración Neurológica, de prestigio internacional. Recibió 11 condecoraciones, las más altas que otorga su país, por los servicios prestados en el campo de la neurocirugía. Fue elegida diputada a la Asamblea Nacional Popular.




Hechos. En 1994, la Dra. Molina, en desacuerdo con la política oficial de cobrar en dólares las prestaciones médicas del CIREN también a los pacientes cubanos ( a los extranjeros ya se les cobraba en U$S), renuncia al mismo. Es decir, las puertas del CIREN quedan abiertas sólo a los extranjeros ricos y cerradas para la mayoría de los cubanos que no tienen la menor posibilidad de acceder a un dólar. Es así que la Dra. Molina renuncia al trabajo de toda su vida. Renuncia también a la banca de diputada y al Partido Comunista. En 1996, devuelve todas sus condecoraciones al Ministerio de Salud Cubano. Y desde 1994 solicita, pide, ruega, suplica, poder salir de Cuba con su madre para venir a la Argentina.



Hechos. La Dra. Molina tiene un único hijo, también neurocirujano, el Dr. Roberto Quiñones, casado con una argentina, Verónica Scarpatti. Quiñones, hoy ciudadano argentino naturalizado, vive en Buenos Aires y tiene dos hijos argentinos, Roberto Carlos y Juan Pablo. La Dra. Molina, y su madre, Hilda Morejón Serantes, de 87 años, no conocen a los chicos. Roberto Carlos y Juan Pablo no conocen ni a su abuela ni a su bisabuela.




Hechos. Salir de Cuba no es simple. El Gobierno debe permitirlo y por regla general, no lo hace. En el caso de la Doctora Molina, aduce que el cerebro de la misma, es propiedad del gobierno cubano. La explicación reside en el hecho que Hilda Molina estudió gracias al Estado Cubano, por lo tanto está en deuda de por vida. (La UBA podría intentar enseñar este concepto a los delegados de la FUBA y de no poder hacerlo, enviarlos a Cuba, para que lo aprendan ... en el paraíso caribeño).




Hechos. El Estado Argentino ha hecho lo posible, dentro de lo posible y sin poner en peligro las relaciones con Cuba, para traer a Molina y a su madre de visita al país. La madre de la Dra. Molina, 87 años, está en muy malas condiciones físicas, sufrió un accidente doméstico el 16/5/06, se desplaza en silla de ruedas y no tiene deudas con el Estado Cubano. Así lo explica en una conmovedora carta dirigida al Gobierno Argentino la Dra. Molina, pidiendo que no las abandonen (4/12/06).



Los cancilleres argentinos se suceden ... y no se consigue nada. Fidel Castro ha dejado en su lugar a su hermano Raúl ... y no se consigue nada. No es fácil de comprender que la Argentina, tan dispuesta últimamente a defender los derechos humanos y lo que cree son sus derechos, con tanta pasión y buena disposición para la lucha, trate con tanta consideración al Gobierno Cubano; gobierno con el que no tenemos reales compromisos comerciales, que nos debe U$S 1.500 millones desde los tiempos de Alfonsin y que no se digna contestar una carta personal del presidente Kirchner a Fidel Castro sobre el tema Molina (julio 2006 Cumbre de las Américas, Córdoba).




Este Gobierno Argentino tan comprometido con la defensa de los derechos humanos, curiosamente no tiene en cuenta la falta de derechos humanos en Cuba. Falta de derechos reiteradamente comprobada, explícita en el caso de una madre y una abuela que no sólo no pueden salir de su país, si no que les está prohibido ver a su hijo, a su nieto y conocer a los chicos que no conocen. Molina y su madre deben conformarse con ver crecer a nietos y bisnietos ... por foto. El Estado Argentino insiste en que es un caso humanitario y no político. Pura hipocresía. Es por culpa de la temible política cubana que el caso es de lesa humanidad. Y es hipócrita de nuestra parte no admitirlo.




Más hipocresía.¿Dónde están los pedidos de la “madre” de todos los argentinos, Hebe de Bonafini y los de la “abuela” Estela de Carlotto a favor de esta madre y de esta abuela? ¿Será que las madres y las abuelas enfrentadas a Fidel no tienen derechos y son menos humanas que las que veneran al Papá Noel Cubano?




Sigue la hipocresía.¿Cuándo rogó por los derechos humanos de las dos Hildas el Secretario de DDHH de la Argentina, el Dr. Eduardo Luis Duhalde? ¿Y la Asociación de Hijos de desaparecidos, y todas las organizaciones de DDHH? ¿O no es un derecho humano querer unir a la familia en Navidad?



13 Navidades se escribe rápido, se dice rápido. Le pido que haga un ejercicio de imaginación. Simplemente, cuente. Una Navidad, dos Navidades, tres Navidades, cuatro Navidades, cinco Navidades ... y llegue a contar 13 Navidades. Siga con el ejercicio. No piense, sienta. Sienta que entre una y otra Navidad pasaron 365 días. 365 días sin ver, sin tocar, sin besar, sin abrazar, sin reír con aquellos que quiere. Sienta la impotencia de pasar otros 365 días suplicándole a un régimen sordo y terrible, algo tan simple como poder salir de un sitio para ir a otro.



Sienta que pasan otros 365 días, cada uno con su carga completa de 24 horas, días irrepetibles e irrecuperables en los que no vio crecer a esos chiquitos que no conoce y que son suyos. Siga sintiendo que pasan otros 365 días de 24 horas, que la vida se le escurre entre los dedos como el agua, y el viaje hacia la familia, hacia los afectos, sigue siendo una utopía imposible. Y siga sintiendo, con el corazón, que pasan más horas, más días, más meses, más años, que la vida de la abuela se va apagando sin poder ver a su único nieto, sin poder conocer a sus únicos bisnietos.



Sienta cómo Hilda Molina cuenta los minutos con el miedo de que su madre no llegue a ver el milagro si es que el milagro sucede. Sienta. Y cuando llegue la Navidad, esta Navidad 2006, cuando esté con su familia, festejando, sea creyente o no, tenga un recuerdo para estas dos mujeres, solas, abandonadas, separadas de sus afectos, cuyo único pecado, cuyo único delito ha sido ... vivir de acuerdo con sus conciencias en la Cuba de Fidel Castro.



Deje de lado la hipocresía, sienta los derechos humanos de esta dos mujeres. Y si le queda un minuto, pregúntele a su diputado, a su senador, a su referente político, ¿qué están haciendo en favor de dos chiquitos argentinos que tienen todo el humano derecho de conocer y tener cerca a su abuela y a su bisabuela?

¡Feliz Navidad!


Gentileza de www.lacajadepandoraonline.com para NOTIAR.


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