11/26/2007

“¡Pobre!, no tiene país” por Malú Kikuchi

Cuenta Pablo “Tito” Rodríguez de la Torre, que después de un tiempo de haberle presentado a Jacobo Timmerman al Dr. Rodolfo Martínez (ex Ministro del Interior del Presidente José María Guido), el periodista quedó muy bien impresionado con Martínez. Y ahí viene la anécdota; según Timmerman, Rolo Martínez, gran hombre, honesto, intelectualmente sólido, brillante, con ideas claras y muy patriota, le merecía esta reflexión: “¡pobre!, no tiene país”.

Debe haber, en algún lugar de Argentina, un grupo de ciudadanos que puedan compartir con Rolo Martínez la definición de Jacobo Timmerman: “¡pobres!, no tienen país”. Desgraciadamente, no son mayoría, o si lo son, no tienen peso político. O no tienen poder de decisión, o dejan que otros decidan por ellos, o no son capaces de unirse detrás del bien común. Dejan que los “otros”, actúen. Y todos, son los “otros” de los “otros”.

¿Quiénes? ¿Algunos? ¿Muchos? ¿Mayorías? Ciudadanos argentinos, rezaron, imploraron, consiguieron y festejaron el golpe del 24 de marzo de 1976. Aplaudieron, con el corazón henchido de patriotismo, el campeonato mundial de fútbol de 1978, en plena dictadura.

Los mismos ciudadanos argentinos fueron a la Plaza de Mayo el 2 de abril de 1982, enfervorizados de nacionalismo patriótico, soñando con la recuperación definitiva de las islas Malvinas. Galtieri pasó a representar todas las virtudes del buen gobernante.

Dos meses más tarde, esos mismos argentinos, miraron hacia otro lado cuando volvieron los vencidos combatientes de Malvinas. Y los soldaditos que fueron a defender la soberanía de la Patria, mal equipados, sin los insumos necesarios para enfrentar el frío despiadado del sur, sin el apoyo logístico imprescindible, a esos soldaditos argentinos, se los ocultó como si fueran una vergüenza nacional.

Siempre los mismos ciudadanos argentinos descubrieron alborozados la maravilla de la democracia, con un Alfonsín que llegó a la presidencia con el rezo laico que representa el preámbulo de la Constitución Nacional. Esos, que siempre son “los otros”, descubrieron horrorizados los excesos de la represión. Se enteraron durante el juicio a las Juntas, juicios que apoyaron. También apoyaron las leyes de “obediencia debida” y de “punto final”.

Se aterrorizaron, y con razones suficientes, con la hiperinflación. Se encandilaron con el $1 igual US$ 1 y la inflación 0. Encontraron que las privatizaciones eran la panacea universal. Disfrutaron el “Argentina, país del primer mundo”.

Pasaron los años, se reformó la Constitución Nacional con el beneplácito de las mayorías, y de pronto, no hay nada mejor que la Alianza. La Alianza finalmente va a sacar al país de… de algún lado y lo va a poner en otro. ¿En cuál? No importa. Otro. Más institucional, menos corrupto y por sobre todo, otro país.

Antes de que pasaran dos años, el vicepresidente Álvarez había renunciado, se hablaba de corrupción (la Banelco) y de ineptitud. Llegó el corralito…. De pronto no había mejor negocio que tomarle el pelo al Presidente, el mismo De la Rúa que iba a salvar al país 700 días antes. Luego, siempre los mismos, empujaron a Duhalde para que incendiara Argentina. Apenas unos días después, agradeciendo a Dios tanta bondad, nombraron presidente al incendiario devenido en bombero.

Los mismos ciudadanos argentinos se resignaron, después de aceptar todas las matufias imaginables para evitar internas en el PJ, a tolerar un Presidente elegido sólo por el 21,7% de los votos. Los mismos argentinos se deslumbraron con la habilidad que demostró Kirchner para acumular poder. Y aceptaron los ataques a las instituciones, y los ataques a casi todo y a casi todos.

Los mismos argentinos que aplaudieron las privatizaciones en los 90, hoy quieren re estatizar. El campo, que discute las retenciones a las exportaciones de su sector (con razón), no está tan en desacuerdo con las retenciones a las exportaciones de petróleo. El campo funciona a gas oil y lo necesita accesible. Lo que demuestra que el ataque a las retenciones no es un tema de principios, es un tema corporativo.

Dicen que a Cristina Kirchner la votó “el 45% del 71% del padrón”o sea 30% del padrón. Dicen que hicieron fraude. Pero los que lo dicen no lo sostienen ante un juzgado ni en la calle. Sólo lo dicen. Con lo que le quitan legitimidad al comicio y no aportan ninguna solución al problema.

A Cristina Kirchner la votaron el campo, los empresarios, los industriales y por supuesto el clientelismo de un país con muy mala distribución del ingreso. Y las organizaciones de DDHH.

Las FFAA son atacadas sin piedad desde el gobierno. Las FFAA han decidido no defenderse. Le dejan esa tarea a los retirados y a los civiles. La oposición sólo sabe dividir. En esa materia, es experta. Todavía no asumieron los nuevos representantes y ya se están dividiendo en bloques cada vez menos representativos. Y todos ellos, los opositores, y los votantes de los opositores, son argentinos; el gobierno y los que votaron al gobierno, también son argentinos.

Y la culpa de lo que pasa, de todo y de cualquier cosa que pasa, siempre es del “otro”. Y no es cierto. El problema no es del PJ. El problema no es de la UCR El problema no es la Coalición Cívica o del ARI; ni de UNA, ni del FPLP, ni de… El problema es de la sociedad.

Una sociedad que perdió valores e incorporó precios. Una sociedad que no sabe defender principios, sólo pelea por intereses sectoriales. Una sociedad que dice una cosa y hace otra. Una sociedad que se enoja con aquello que permite y pretende que otros defiendan su posición. Una sociedad que sólo sale a la calle cuando le tocan el bolsillo. Una sociedad demasiado atada a sus circunstancias. Una sociedad donde los principios republicanos se acomodan a lo que venga.

Y sin tener las altas virtudes de Rolo Martínez, virtudes que le reconocía Jacobo Timmerman, la sociedad argentina se ha quedado sin país.

Gentileza en exclusiva de www.lacajadepandoraonline.com para NOTIAR

3 Comments:

At 1:54 p. m., Blogger Unknown said...

Estimada señora:
En pocas líneas ha tenido la virtud de describir con un realismo inédito nuestras miserias sociales que explican nuestra penosa situación.
Como Ud. bien menciona somos una sociedad que dice una cosa y hace otra. Así, en unos años, podrá agregar a su lista nuestro repentino descubrimiento de lo que hoy todos sabemos y convenientemente dejamos pasar.
Gracias por su lucidez.
Adolfo.

 
At 1:25 p. m., Blogger tanuki said...

Malú : La felicito por su comentario, de una dolorosa lucidez

 
At 3:46 a. m., Blogger Movimiento Argenlibre said...

Un Cordial Saludo Republicano desde el Movimiento Argenlibre

 

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