4/17/2006

¡Felices Pascuas! ¿La casa está en orden? Por Malú Kikuchi

1987. Después de un día de tensiones insoportables, desde el balcón del Cabildo, frente a una Plaza de Mayo repleta de ciudadanos, el Presidente Alfonsín saludó diciendo: “¡Felices Pascuas! La casa está en orden.”
Hoy, 19 años después, el Presidente Kirchner debe saludar a la Nación deseándole felices Pascuas, ¿pero puede decir que la “casa está en orden”? No, la casa no está en orden. Hablamos de la casa común, de nuestra casa, de la Argentina. Y la Argentina no está en orden. No puede estarlo ya que no se cumple con la Constitución Nacional. Si no se cumple con la Constitución, las instituciones que hacen a la Nación, no funcionan, y si las instituciones no funcionan, la Nación no está en orden. El gobierno es el responsable de mantener el orden y de no permitir el desorden en la Nación. El gobierno tiene la obligación ineludible de poner orden, de hacer respetar el orden, ... pero no lo hace. De los infinitos problemas que acosan a la Argentina, bastan tres ejemplos, la elección dos veces postergada en la UBA, el paro salvaje del subte y los cortes de puentes sobre el Río Uruguay.
Dice el artículo 22 de la Constitución Nacional: “El pueblo no delibera ni gobierna, sino por medio de sus representantes y autoridades creadas por esta Constitución. Toda fuerza armada o reunión de personas que se atribuya los derechos del pueblo y peticione a nombre de éste, comete delito de sedición.” ¿El gobierno no conoce el artículo 22? ¿El gobierno no sabe cómo aplicarlo o no quiere o no puede? Sea cual fuere la respuesta, el hecho es que no lo hace. Y mínimos grupitos se arrogan el derecho de representarnos, derecho que no tienen y que el gobierno les permite.
UBA. Según lo establecen los estatutos de la mayor de la universidades nacionales, se debía elegir un nuevo rector. La elección no pudo hacerse. Dos veces se llamó a votar, ninguna de las dos se pudo. De los candidatos al rectorado, sólo tienen posibilidades reales, el actual, Jaim Etcheverry y el decano de Derecho Alterini, personaje que altera a la extrema izquierda. No se entiende bien cuales son las razones que tiene la izquierda para impugnar a Alterini, (que es el seguro ganador de efectuarse la elección), aducen que fue juez y que también formó parte de la municipalidad de la ciudad de Buenos Aires durante el Proceso, todo ello por muy poco tiempo y sin acusaciones posteriores de ningún tipo. Olvidan de paso que siendo decano de Derecho invitó a Fidel Castro a su casa de estudios y el cubano terminó hablando en las escalinatas de la facultad por exceso de público ( mayo 2003). Pero, a pesar de las simpatías castristas de Alterini, los izquierdistas a la violeta, esos que no se preocupan ni se ocupan de la gente, un puñadito de eternos estudiantes, se dedican a tomar el Nacional Buenos Aires, sede de la elección, e impiden votar. Mientras, el ministro del Interior, distraído, manda quitar las vallas y los policías que vigilan el lugar, lo que permite que los “democráticos” estudiantes que saben que no puede ganar su candidato (¿¿??), vuelvan a impedir la votación. Se ha convocado a elección para el 18/04. ¿Se podrá votar? ¿Y el artículo 22 de la Constitución Nacional? Descansa, olvidado, en alguna sección de cuentos para chicos, en alguna biblioteca, en algún lugar.
Subterráneos. Sin entrar a juzgar quien tiene razón o si todos la tienen o si nadie la tiene, el resultado es que 188 personas le impidieron viajar a 900.000 personas. Dicen los 188 trabajadores que la empresa y que la UTA y que la CGT no han cumplido con el acuerdo firmado el 28/12/05. Acuerdo que establece que estos 188 trabajadores de una empresa contratada por Metrovías van a cobrar el sueldo ($1796) y trabajar las 6 horas que trabajan los empleados del subte agremiados en la UTA. La empresa dice que cumple desde enero, los 188 dicen que no, la UTA no los considera y la CGT no hace nada para que la UTA los agremie. Parece ser un problema exclusivamente gremial, entre centrales obreras, en última instancia un problema entre trabajadores y la empresa que los emplea. ¿Cómo se permite que 188 personas, con o sin razón, impidan que 900.000 personas que sin lugar a dudas trabajan muchas más horas que las establecidas y que en su enorme mayoría ganan menos que los 188, queden varados, sin poder volver a sus casas? El transporte público, es eso, un servicio público, que se debe al público. ¿Cómo permitió el Gobierno que esas 900.000 personas, cansadas de un largo día de trabajo no pudieran viajar? ¿Qué hizo para solucionar el problema? ¿Y el artículo 22 de la Constitución Nacional? Descansa, olvidado, en alguna sección de cuentos para chicos, en alguna biblioteca, en algún lugar.
Puentes sobre el Río Uruguay. El tema de las plantas de celulosa que se están estableciendo en Fray Bentos, República Oriental del Uruguay, ha acaparado las noticias gráficas y audiovisuales de los últimos meses. No es el tema que nos ocupa. Puede que tengan razón el Uruguay y las empresas ENCE y BOTNIA, o Gualeguaychú, la Provincia de Entre Ríos y la Argentina, el tema no pasa por ahí. El Uruguay, país soberano, tiene derechos. La Argentina, también. La Argentina tiene el derecho y la obligación de preocuparse por los niveles de contaminación que producirán las plantas y debe conocer de antemano cómo se va a remediar esa contaminación. Lo que la Argentina no debe es cometer el delito de cortar puentes internacionales, en nombre del derecho a saber. La Argentina piensa recurrir a la Corte Internacional de la Haya por el tema de las plantas de celulosa. El corte de puentes al ser ilegal, disminuye nuestras posibilidades. No se puede reclamar justicia desde la injusticia. Un grupo de activistas, que no se sabe qué buscan, sumados a los ambientalistas siempre dispuestos a impedir todo y cualquier cosa, más las personas honestamente asustadas por una propaganda feroz y malintencionada, no pueden manejar la política exterior de la Nación, pero lo hacen. Según la Constitución Nacional, la política exterior es una de las atribuciones del Presidente de la República, artículo 99, inciso 11. También se olvidan de poner orden tal como lo indica el artículo 22. Que descansa, olvidado, como toda la Constitución en alguna sección de cuentos para chicos, de alguna biblioteca, en algún lugar.
¡Felices Pascuas! La casa no está en orden. No va a estar en orden mientras el gobierno permita que unos pocos se arroguen, sin derecho, el derecho de representarnos. No va a estar en orden mientras no esté plenamente vigente la Constitución Nacional.
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