6/20/2006

Ganamos 6 a 0; lo demás no importa, por Malú Kikuchi

Viernes 16 de junio 2006, Gelsenkirchen, Alemania, el seleccionado nacional enfrenta al seleccionado de Serbia y Montenegro y gana, espectacularmente, 6 a 0. Goles de , Maxi Rodríguez, Cambiasso ¡¡¡!!!, Maxi Rodríguez, Crespo, Tévez y Messi. ¡6 a 0! Un hito en la historia de los mundiales.


La Argentina, además de individualidades superdotadas para el football, individualidades que la caracterizan, demostró que tiene equipo, que sabe pasar la pelota, probó que la generosidad, también en el deporte, paga buenos dividendos. Y el seleccionado argentino ya clasificó para los octavos de final. Hasta acá, la crónica deportiva.


El miércoles 21, cuando empiece el invierno, el seleccionado argentino deberá enfrentar al seleccionado holandés. Y si pretende salir campeón, le quedan muchos partidos por delante, partidos contra diferentes seleccionados que deberá ganar. El camino es largo y difícil. Deberá esforzarse y dar lo mejor de si. El triunfalismo de una Argentina desquiciada por el 6 a 0 no contribuye a ganar el campeonato.


¿Pero cómo conseguir que los argentinos, los medios, y sobre todo los políticos que están en el gobierno no utilicen el 6 a 0 para evitar referirse a los problemas reales que aquejan al país? Problemas tan serios, que el 6 a 0 no alcanza para taparlos, mucho menos para solucionarlos.


La inflación está encorsetada, no está erradicada. Se mantiene en niveles tolerables gracias a los forzados acuerdos de precios, especialidad de Guillermo “Lassie” Moreno, el hombre que aprieta a empresarios y a industriales. Pero la inflación en serio, se derrota con inversiones genuinas que permitan aumentar la oferta, y de eso, nada. 6 goles a Serbia y Montenegro no solucionan la inflación, sólo distraen un ratito. Cuando termine el campeonato, los insumos seguirán subiendo y por más que José Indec dibuje números, “la realidad seguirá siendo la única verdad”.


El desempleo ha mejorado, pero sigue siendo indigno de un país “en serio”. El trabajo en negro, casi no baja. Cientos de miles de compatriotas no cuentan con servicios sociales y en un futuro no tendrán jubilación a pesar de haber trabajado. Los jubilados que aportaron a lo largo de toda una vida de esfuerzo, no reciben a cambio la remuneración que sus aportes y la ley les prometieron. No hay goles, por estupendos que estos sean, que compensen a los jubilados, a los desempleados, a los que trabajan en negro.


La crisis de la educación, es difícil de revertir, va a llevar años. Los chicos llegan a la universidad sin saber interpretar un texto, demasiados chicos no terminan el secundario y son muchos los chicos que abandonan la primaria o que van a las escuelas sólo a comer. Ayer todos aprendieron a contar hasta 6, ¿pero mañana?. La goleada no va a convertir un mal sistema educativo en uno de excelencia. Y la buena educación es la única solución verdadera a los problemas argentinos. Claro que “si el caballo piensa, se acabó la equitación” (Ezequiel Martínez Estrada), y la Argentina de estos últimos tiempos ha demostrado ser un país con demasiados jinetes.


Crisis con la República Oriental del Uruguay, ¡con los hermanos uruguayos! Incapaces de solucionar un problema absolutamente técnico, se recurre a la Corte Internacional de La Haya, por primera vez en la historia nacional. No hay cantidad de goles suficientes que puedan remediar el daño hecho a la amistad histórica e imprescindible entre argentinos y uruguayos. Cuando pase el mundial, el Uruguay, su gente, las plantas de celulosa, la resolución de la Corte, cualquiera sea, el posible problema ambiental (remediable), todo seguirá ahí, enfrente, del otro lado del río compartido, y no importarán los 6 goles triunfales contra los serbios y los montenegrinos.


A pesar de los 6 goles, maravillosos 6 goles, Bolivia va a seguir insistiendo en cobrar el millón de BTU de gas a U$S 5,50 en vez de los U$S 3,40 que se pagan hoy. Dólares que la Argentina deberá gastar porque ha dejado de exportar gas para tener que importarlo, a raíz de no tener una política energética coherente. A pesar de los 6 goles, si Argentina acepta el precio que pide Bolivia, ese monto servirá de piso indicativo al precio que le pedirá Evo Morales a la industria paulista. A partir de ahí, Brasil va a enfrentar una seria crisis económica de la que nos hará responsable. Y no van a alcanzar los goles para paliar la situación.


El gobierno, mes a mes aumenta la recaudación impositiva, impuestos que no se devuelven en obras para los contribuyentes. El estado de las escuelas, los hospitales, los tribunales, las calles, las rutas, es deplorable. Los empleados nacionales, provinciales y municipales, mal pagos. Los servicios, escasos. Y 6 goles no alcanzan para calentar escuelas, erradicar alimañas, surtir de insumos médicos a los hospitales, proveer de computadoras a los juzgados y comisarías, reparar vías de transporte, limpiar calles, sanear ríos, cuidar el medio ambiente, dignificar la vida de los que alguna vez fueron ciudadanos y hoy se limitan a ser habitantes que pagan impuestos. Impuestos que van a parar a LA CAJA, caja que sirve para comprar voluntades y votos.


¿Cuántos goles del seleccionado se necesitan para olvidar que 1.500.000 argentinitos trabajan (información de “Save the Children”), cuando no deben hacerlo? ¿Cuántos goles del seleccionado se necesitan para obviar el autoritarismo creciente del ejecutivo y la dependencia servil a la que somete a los otros dos poderes? ¿Bastará con el sueño del campeonato mundial para olvidar que la República no existe, que la Constitución es letra muerta, que la corrupción avanza sin controles?


La Argentina le hizo 6 goles espectaculares al seleccionado de Serbia y Montenegro. Lo demás, ¿qué es lo demás? La Argentina sueña con el tercer campeonato mundial, el resto, no importa. La verdad va a jugar a las escondidas hasta el final del mundial. Cuando termine el show de los goles, la verdad, reaparecerá.


Vivamos de, por y para los goles ... hasta el 10 de julio.


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