7/27/2006

Hezbolá, Chávez y la guerra asimétrica. Por Manuel Malaver

Siguiendo la incursión del ejército israelí al sur del Líbano y sus choques con la única fuerza armada que se había preparado y entrenado para resistirla, las milicias del Hezbolá, cae uno en cuenta de porqué Hugo Chávez se refirió al inicio de las hostilidades con mal disimulado entusiasmo y se apresuró a condenar a Israel y apoyar las huestes del llamado “partido de Alá”.


Y es que se trata de la primera oportunidad que surge, después de las invasiones de Estados Unidos y sus aliados a Afganistán e Irak, de observar in situ y tiempo real un ejemplo de guerra asimétrica, de un teatro en el que con toda premeditación y alevosía se provoca a un ejército regular para colocarlo en la disyuntiva, o de ignorar la provocación y exponerse a otras, o de enfrentarla, pero pagando el enorme costo que representa inferirle innúmeras y dolorosas bajas a la población civil.



En otras palabras, que estamos ante una de esas pocas oportunidades en la política y la guerra en que las opciones son “perder o perder”, y se requiere estar frente a una situación límite de supervivencia para optar por lo que más conviene al provocado, y no al provocador.



Todo lo cual no evita que el provocador comience el conflicto con la ventaja inicial de toda guerra asimétrica, que no es otra que deteriorar la imagen de quienes, optando por enfrentarlo, terminan por ser señalados como “asesinos” e incursos en “crímenes de guerra”.



No es ocioso detenerse al respecto en el modus operandi de la guerra asimétrica, o de cuarta generación, tal como se observó durante la invasión de Afganistán y se observa en el curso de la post guerra irakí y en las primeras dos semanas del conflicto entre Hezbolá e Israel:



Primero, se empieza constituyendo una fuerza armada irregular paralela al ejército regular de un país. Segundo, se infiltra a los irregulares en la población civil, vía programas sociales y/o propaganda ideológica. Tercero, se provoca a un enemigo externo para que en su afán de enfrentar y desarmar a los provocadores se vea forzado a causar bajas en la población civil. Cuarto, se llama a la más amplia cobertura de los medios, y en especial de las cadenas globales de televisión, para que a través de imágenes desgarradoras se induzca a una movilización contra la guerra y contra los “agresores”. Quinto, a su correlato, a un cese al fuego y conversaciones de paz para que, con pocas bajas de los ejércitos regular e irregular, pero con cientos o miles de muertos de la población civil, los terroristas puedan salir lo mejor librados en la continuidad de imponerle a la sociedad un modelo fundamentalista, excluyente, teocrático y milenarista.
Puede decirse que ya Hezbolá logró los dos primeros ítems de esta agenda, que se prepara a avanzar en el tercero y cuarto y que el quinto también está a la vuelta de la esquina, según el clamor por el cese fuego y una negociación de paz es universal.



La cuestión está en saber si la comunidad internacional representada en la ONU, la EU y la Liga Árabe, van a establecer o no que antes que nadie, Hezbolá debe ser puesto en la banquillo de los acusados, desarmado y obligado a aceptar un acuerdo de paz y relaciones pacíficas con Israel.




Pero una futura conferencia internacional sobre la paz en el Medio Oriente debe también condenar a la vesánica y criminal guerra asimétrica, a la estratagema asumida y auspiciada por grupos de violentos irreductibles que derrotados en la guerra regular, en la guerra de guerrillas y las insurrecciones populares que promueven en los países con altos niveles de pobreza y desigualdad, recurren a una guerra terrorista por excelencia, inmoral y colocada al margen de toda legalidad y cuyo objetivo no es provocar bajas al enemigo, sino a la población civil.




Y al lado del Sheikh Hassan Nasrallah, Osama Bin Laden, Mahmoud Ahmadinejad y Aymán Al-Zahuahiri, colocar al pintoresco y folklórico presidente venezolano, Hugo Chávez, quien por la sola razón de dársela de guerrero y hacerse temible y notorio ante los poderes mundiales, se ha convertido en un fanático y verborreico propulsor de la guerra asimétrica.




Lo vemos a diario en Venezuela y en los países donde lleva su discurso criminal, vesánico y destructor.

2 Comments:

At 7:13 a. m., Anonymous Anónimo said...

Es una agradable sorpresa ver publicado en la Argentina un artículo como el de Manuel Malaver que identifica claramente quien es el enemigo.
Por razones de trabajo estoy viviendo en Gran Bretaña donde campea un gran espíritu de apaciguamiento frente a la guerra declarada a Occidente por el “islamofascismo”.
En general, los europeos, cautivos de la corrección política, el multiculturalismo y el complejo de culpa por ser ricos y haber tenido colonias, han perdido la fe en los valores de la sociedad en la que viven y ello los ha llevado a bajar los brazos en la lucha contra el terrorismo islámico o islamismo. Acaban de salir dos excelentes libros sobre el tema: “Londonistán” de Melanie Philips y “Celsius 7/7” de Michael Gove que pintan de manera aterradora el espíritu de entrega de la sociedad británica (y europea) frente a la agresión islamista.
Con las lógicas excepciones que en todos lados se dan, no es cierto que los británicos sean proamericanos. Por falta de esa claridad moral que en otros momentos tuvieron, tanto conservadores como laboristas adjudican a los americanos, y especialmente al Presidente Bush, todos los males de la tierra.
Esa “moral imbecility” (el enemigo de los EEUU –aún el peor terrorista- es mi amigo) ha llevado a la mayoría de los europeos a abrazar la “causa” palestina y ver a Israel, aliado de los EEUU, como un Estado agresor e injusto. Irónicamente, llegan a comparar a Israel con la Alemania Nazi.
Revertir esa situación será muy difícil. Para colmo, en Europa hay muy poca actividad intelectual conservadora (liberal, diríamos en la Argentina) como la que se ve en los Estados Unidos donde la derecha cuenta con “Think Tanks”, revistas y libros de gran valor conceptual.

 
At 3:01 p. m., Anonymous Anónimo said...

Manuel, coincido con Anónimo. Muy buena tu exposición, quizás sería mejor aún si estiras (no necesitas mucho...) el tema para mostrar hacia dónde marcha la restructuración castrense argentina en este mismo huerto.
"Dime con quien te juntas y te diré con qué parte del cuerpo piensas" (más aún si un Perro te asesora)
Horacio

 

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