3/13/2006

¿Derogaron la Constitución? Por Malú Kikuchi

Dice el artículo 14 de la Constitución Nacional : “Todos los habitantes de la Nación gozan de los siguientes derechos conforme a las leyes que reglamentan su ejercicio; a saber: de trabajar y ejercer toda industria lícita; de navegar y comerciar; de peticionar a las autoridades; de entrar, permanecer, transitar y salir del territorio argentino; de publicar sus ideas por la prensa sin censura previa; de usar y disponer de su propiedad, de asociarse con fines útiles; de profesar libremente su culto; de enseñar y aprender.”

¿Derogaron este artículo?¿Cuándo? ¿Apareció la derogación en el Boletín Oficial? ¿Cómo es que no nos enteramos de la derogación del artículo 14, el artículo de la Constitución Nacional que mejor sintetiza los derechos y garantías de los ciudadanos? ¿Es posible que estemos tan distraídos? ¿Cómo podemos estar distraídos mientras perdemos cada día un poco más nuestra libertad?

La semana pasada, además de la destitución de Aníbal Ibarra como Jefe de Gobierno de la Ciudad (¡¡!!), se caracterizó por dos hechos para la prensa, uno, relevante, el otro, sólo una nota de color . La realidad indica que los dos hechos son de una temible importancia en cuanto al avance del Ejecutivo sobre los derechos individuales. La prohibición de exportar carne y la contestación del Presidente Kirchner a la interpelación de María Cecilia Pando en el acto por el día de la mujer, definen una forma de gobernar. Una forma de gobernar sumamente peligrosa para los ciudadanos que no se “disciplinan” ante el Presidente. Una forma de gobernar que desconoce la Constitución Nacional, ésa que el Presidente juró respetar y hacer respetar.

La prohibición de exportar carnes rojas por 180 días es un total desacierto en cuanto a política económica. El objetivo (electoral) es que los argentinos puedan comprar carne barata. Objetivo que se va a conseguir por un tiempito. Pero... se van a perder mercados que costaron tiempo y esfuerzo conquistar. Pero... la vapuleada credibilidad argentina, recordemos el reciente default y la monstruosa quita que defraudó a bonistas de todo el planeta, será difícil de restaurar por largos años.

Pero... los posibles inversores que eventualmente podrían venir, asustados por la falta de respeto por los contratos (una vez más), no vendrán. Pero... los productores imposibilitados de cumplir con sus compromisos exteriores, pensarán en reemplazar el ganado por la soja, más redituable y, por ahora, sin prohibiciones. Y la oferta de ganado disminuirá, por lo tanto los precios subirán. Y el resultado de la medida será altamente contraproducente. Todo lo anterior es cierto. Es verdadero.

Pero más importante que perder mercados, distorsionar mercados, tratar de manejar mercados (a la larga una misión imposible ya que los mercados tienen sus propias reglas) es violar la Constitución Nacional, algo en lo que nadie repara, o no le da importancia. ¿Y la libertad de trabajar, de comerciar, de ejercer industria lícita? ¿Dónde quedaron esa libertades garantizadas por la Constitución Nacional? Estamos mirando la superficie del problema, evitamos mirar el fondo. Nos quedamos con la parte visible del iceberg, ignoramos las dos terceras partes que están debajo del agua. Vienen por nosotros. Lo estamos permitiendo.

El miércoles 8, en la Casa Rosada, en un acto en el día internacional de la mujer, el Presidente Kirchner dijo que hoy las mujeres podían expresar libremente sus ideas y disentir con quien fuera. María Cecilia Pando de Mercado lo interrumpió diciendo: “Yo no puedo decir lo que pienso porque cuando lo hice mi marido se quedó sin trabajo. Me dejaron en la calle con 7 hijos”. El Presidente no perdió la cabeza ni tuvo uno de sus frecuentes ataques de ira.

De buen modo, tuteándola (¿cómo para minimizarla?) le contestó que lo que le pasaba a ella le había pasado antes a otras mujeres y hoy seguramente le pasaba también a más mujeres. Al decirlo, implícitamente, reconoció que Mercado fue echado del Ejército porque su mujer, amparándose en el constitucional derecho a expresarse libremente, ejerció ese derecho. Y la preocupación del Presidente pasó por preguntar quién había dejado entrar a Pando a la Rosada y no en averiguar cómo es posible que en la Argentina presidida por él, se castigue a un hombre porque su mujer difiere de la opinión oficial.

A nadie, en ninguno de los tres poderes (¿dónde están los fiscales de la República?) ni siquiera en la prensa, se le ocurrió preguntar si es cierto que hay otras mujeres (además de Pando) que sufren la ignominiosa afrenta de tener maridos echados de sus trabajos porque ellas expresaron un pensamiento en desacuerdo con el del gobierno. ¿Y la libertad de expresión? ¿Dónde quedó esa libertad garantizada por la Constitución? Seguimos quedándonos con la anécdota y se nos escapa la tortuga. Vienen por nosotros. Lo estamos permitiendo.

Joaquín Pichon Rivière, reconocido sicólogo social, afirma que los argentinos : “Tenemos una tendencia a que nos engañe el tero. Nosotros (los argentinos) como cultura, creemos que donde pía el tero están los huevos, y no es cierto.” El tero nos habla de mercados y de la situación del ex Mayor Mercado, el nido del tero y sus huevos están en la Constitución vulnerada, violada, ignorada. La verdad detrás de todas estas medidas, de todas estas palabras, es que vienen derogando una a una, implacablemente, nuestras libertades individuales. La verdad es que nos están despojando de nuestras garantías constitucionales. Y lo más triste, lo incomprensible, es que lo estamos permitiendo. Mañana, vienen por nosotros. Mañana va a ser tarde. Mañana ya es hoy.

“Entre el gobierno que hace el mal y el pueblo que lo consiente, hay cierta solidaridad vergonzosa”. Víctor Hugo

Gentileza en exclusiva para NOTIAR