9/24/2007

Desconcierto. Por Malú Kikuchi

La Nación Argentina desconcierta y está desconcertada. Los argentinos vivimos tiempos de desconcierto político. Nada es claro, todo es confuso. ¿Quién está con quién y porqué? ¿Dónde están los partidos tradicionales?

¿A qué y a quienes responden las novísimas siglas políticas? Siglas difíciles de recordar ya que representan nombres sin historia y probablemente, sin futuro. Es desconcertante. Es triste.

Según el diccionario, desconcierto quiere decir: estado de ánimo de desorientación y perplejidad, desorden, desavenencia. La contrapartida de desconcierto es, concierto: buen orden y disposición de las cosas de común acuerdo; también es: composición musical para varios instrumentos.

Desconcierto. El PRO es la suma de Recrear (López Murphy) y de Compromiso para el Cambio (Mauricio Macri). Están juntos, pero no tanto. Macri (Mauricio) apoya a López Murphy como candidato a presidente en forma personal y en algunos distritos, no en todos. López Murphy, después de coquetear con Elisa Carrió y su Coalición Cívica, casamiento que no llegó a producirse, volvió, es una forma de decir, al PRO.

Desconcierto. El PRO va dividido en la provincia de Buenos Aires. Macri, Mauricio, apoya la fórmula Francisco de Narváez / Jorge Macri (primo de Mauricio), con Pinky en la lista de diputados (2º lugar detrás de Jorge Macri que también se postula a diputado). ¡Pero Pinky es afiliada radical! ¡Y de Narváez es afiliado al PJ! Y Mauricio es … ¡afiliado a Compromiso para el Cambio! Mientras, López Murphy apoya a políticos de Recrear para la gobernación de la provincia de Buenos Aires. Macri (M) y López Murphy, pelean por los mismos puestos bonaerenses.

Desconcierto. La UCR, por primera vez en su más que centenaria historia, va a las elecciones sin candidato propio. Los radicales “ortodoxos”, apoyan a Roberto Lavagna, afiliado al PJ. UNA, Una Nación Avanzada/ UCR, lleva como candidato a vicepresidente a Gerardo Morales (presidente de la UCR) y dividen sus listas en: la pata peronista y la pata radical. Dos listas en la Ciudad, dos listas en la provincia.

Desconcierto. UCR / UNA, lleva como candidato a senador por capital a Gil Lavedra y diputados radicales. En provincia apoya la fórmula Alfonsín(h) / Brandoni. UNA / UCR tiene como candidato a senador por capital a Abel Posse y diputados peronistas, mientras que en la provincia presenta la fórmula Jorge Sarghini / Carlos Brown.

Desconcierto. Recrear Chaco apoyó a Capitanich (PJ) como candidato a gobernador. Lilita Carrió (ex radical) se alegró de la derrota de Angel Rozas (UCR). Juan Schiaretti, dicen que gobernador electo de Córdoba, tuvo y tiene el apoyo de Kirchner, pero es infinitamente menos kirchnerista que Luis Juez, el que dicen que perdió la elección. Tanto sobre Córdoba como sobre el Chaco, planea la sombra del fraude. El fraude, suponíamos, era cosa de un pasado muy remoto. Parece que no lo es.

Desconcierto. El PJ tampoco lleva un candidato, lleva varios, lo que no lleva es el nombre del partido porque la jueza Servini de Cubría, no lo permite. Una vez más, como en el 2003, la eterna interna peronista, intentará dirimirse en elecciones generales entre tres candidatos. Uno, auténticamente PJ, Alberto Rodríguez Saa; otro, Sobich, que desde siempre responde al MPN (Movimiento Popular Neuquino); y la tercera, Cristina Fernández (de Kirchner), que en su juventud en La Plata, dicen que fue peronista. Hoy representa al partido de su marido, el Frente para la Victoria.

Desconcierto. La izquierda, que alguna vez se llamó “unida”, llega a octubre con 6 listas diferentes. Seis listas, cada una con su candidato/a a presidente, senadores, diputados, gobernadores. Dice el eslogan del gobierno: “Argentina, un país en serio”. Los países serios no tienen 13 candidatos a presidente. Desconcierto es lo que vamos a sentir los votantes en el cuarto oscuro con tantas boletas.

Desconcierto. La UCR echa del partido, con prohibiciones de por vida, a Julio Cobos, gobernador de Mendoza y candidato a vicepresidente de Cristina Fernández (de Kirchner). Tanto Cobos, como los demás radicales K (que apoyan al gobierno), están indignados con la UCR. Les molesta que echen a Cobos del partido al que traicionó. ¿Quién los entiende?

Desconcierto. Mauricio Macri, líder de la oposición al gobierno, jefe electo de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, que dice va a votar a López Murphy para presidente, declara (agencia NOVA, 21/9/07), que Cristina Fernández va a ser la elegida en 28 de octubre. Hombre de poca fe.

Desconcierto. El embajador Raúl Estrada Oyuela, al frente de Asuntos Ambientales de la Cancillería, es echado de su puesto por decir que el país no tiene política ambiental. Es cierto, no la tiene. A pedido del padrino de Romina Picolotti, Alberto Fernández, Estrada Oyuela es separado de su cargo.

Vale la pena recordar que gracias al prestigio internacional de Estrada Oyuela en temas ambientales, se le concedió el honor de presidir el Comité para la Elaboración del Protocolo de Kyoto (firmado el 11/12/1997) y de presidir toda la negociación previa. Estrada Oyuela sabe de temas ambientales. ¿Será por eso que se lo echa?

Desconcierto. ¿Son los otros o somos nosotros? ¿Son unos pocos o somos todos? Nuestros políticos, estos que hemos sabido conseguir, estos que van y vienen y vuelven; se amigan y se juntan; se pelean y se separan, ¿quienes son? Son argentinos, no son enviados por la CIA ni por Al Quaeda, se nos parecen. Casi todos estos líderes de opinión que buscan el poder por el poder en sí, sin pensar en el bien común, son argentinos. Nosotros también. ¿Se nos parecen? ¿Nos parecemos?

¿No tendremos alguna responsabilidad en la enorme irresponsabilidad de nuestros políticos? ¿No nos hemos acostumbrado a dividir en vez de sumar?

Carlos Escudé dice que él nació en una Argentina con el 10% de pobres y que hoy vive en una Argentina con un 40% de pobreza ( si es que se puede creer alguna encuesta). Algo hemos hecho muy mal, por lo menos mi generación. Dice Heriberto Muraro (gran encuestador que se equivocó feo en Córdoba): “los argentinos somos tan truchos que le mentimos a los encuestadores”. Empecemos a cambiar si queremos tener mejores políticos.

Para evitar el desconcierto, tenemos que hacernos responsables, tenemos que hacernos cargo. Aunque sea de la 38 millonésima parte que nos corresponde como ciudadanos. La Nación Argentina debe ser un afinado concierto donde todos los diferentes instrumentos se sumen para tocar y hacer sonar adecuadamente la misma música. La música del bien común.

No podemos exigir de nuestros políticos lo que no somos capaces de hacer.

El 28 de octubre inicie el cambio, el cambio en serio, no el “gatopardista” cambio para que nada cambie.

Cambie Usted y cambie al gobierno. De Usted depende.


Gentileza en exclusiva de www.lacajadepandoraonline.com para NOTIAR

9/18/2007

Cambalache por Malú Kikuchi

Según el diccionario de la Real Academia Española, “cambalache” (viene de cambio), quiere decir: trueque, con frecuencia malicioso, de objetos de poco valor.

Desde que en 1935 Enrique Santos Discépolo escribiera su tango Cambalache, los argentinos hemos sostenido que nos representa, nos refleja y nos interpreta de tal manera, que lo consideramos, ¡desgraciadamente! casi un himno nacional. Hoy, más que nunca.

Cuando el actual Presidente asumió, 25/05/03 (mandato constitucional largamente cumplido), empezó a hablar de “transversalidad”. Palabra que no existe en el diccionario, pero a este Presidente le encanta inventar palabras (recordemos la “cristalinidad”). Existe la palabra “transversal” que significa: que se aparta o se desvía de la dirección principal o recta. Y de ahí, al cambalache, hay solo un paso.

Cambalache fue el apresurado, desordenado, inverosímil cierre de listas del pasado viernes 8. Y eso involucra a todos los partidos. Perdón, partidos, no. Ya no hay partidos, hay siglas, sellos prefabricados, manejados por líderes de opinión que no se sostienen sobre estructuras sólidas. Salvo aquellos que pueden apelar a la interminable (por ahora) caja del gobierno. Cambalache es Bonasso junto a Quindimil.

Cambalache es una promocionada candidata a presidente que hace campaña con los dineros de la Nación (nuestros), ¡en el exterior! ¿Tendrán todos los candidatos a presidente la misma posibilidad de viajar en primera, de alojarse en hoteles 5 estrellas, de conseguir entrevistas con mandatarios de primera línea, entrevistas gestionadas por las embajadas argentinas? Todo pagado con el dinero del pueblo. Sabemos que no. Hay candidatos con coronita, y otros que no. Un verdadero cambalache que desvirtúa la igualdad ante la ley (artículo 16 de CN).

Cambalache y de los gordos, es la acusación de fraude en las elecciones cordobesas. Cambalache es el recuento de actas y no de votos, que se hace con cuentagotas. Cambalache son las declaraciones de los dos candidatos en pugna, aquel que dicen oficialmente que ganó, Schiaretti, y el que dice que le robaron la elección, Luis Juez. La provincia de Córdoba está sospechada de cambalache fraudulento.

Cambalache es Santa Cruz, el pago chico del Presidente. La provincia no le es propicia a Kirchner, y suceden hechos traumáticos. Un gran colaborador del Presidente (Daniel Varizat), lanza su 4 x 4 sobre la multitud y pisa 20 personas enviando a 13 al hospital. La semana pasada, armada con un micrófono, la periodista Adela Gómez es baleada (6 balas de goma) por un gendarme. Adela Gómez intentaba transmitir que algunos obreros impedían el paso a un micro que llevaba “militantes” a un acto del Presidente. Cambalache trágico.

Cambalache son las cifras del INDEC. La inflación crece con prisa y sin pausa. Los números oficiales son un cachetazo a la inteligencia de la gente. Cambalache es un Presidente ocupándose del precio de la papa. ¿Y la papa a $1.40, dónde? Cambalache es un presidente del Banco Central que declara estar “profundamente preocupado” por la inflación. Perdón, preocupados por la inflación estamos los que vivimos en la Argentina, Redrado no debe preocuparse, debe “ocuparse” y detenerla. Cambalache inflacionario.

Cambalache es el transporte urbano. Más de un millón de personas por día, dependen del subterráneo y del premetro en la Ciudad de Buenos Aires. Todos los días surge algún problema que demora o detiene el normal tránsito de los vagones. Según la empresa, sabotaje por parte de los gremios. Según los gremios, transportes en mal estado que ponen en peligro a los pasajeros. El cambalache es completo cuando se leen los dos informes oficiales: uno dice que los vehículos están en perfecto estado y el otro dice todo lo contrario. Cambalache informativo.

Cambalache es un importantísimo dirigente político que firmó, mientras era presidente, ante escribano público, que se retiraba de la política, y ahora anuncia ¡que vuelve! Cambalache de letra chica. Parece ser, que cuando Eduardo Alberto Duhalde (no confundir con Eduardo Luis Duhalde, secretario de DDHH), se retiró de la política, dijo que lo hacía hasta el 10/12/07, pero eso estaba escrito muy chiquito y al pie de la página, por eso nadie lo registró. Tiembla el gobierno, se estremecen los intendentes. Cambalache en el conurbano bonaerense.

Cambalache en medio de los derechos humanos. ¿Dónde está el secretario Eduardo Luis Duhalde cuando pisan gente en Santa Cruz, cuando balean periodistas en Santa Cruz? ¿Dónde están las organizaciones de DDHH, las madres y abuelas de Plaza de Mayo, cuando Hilda Molina la disidente neurocirujano cubana intenta salir de la isla para ver a su único hijo y conocer a sus nietos argentinos? No le permiten abandonar Cuba, so pretexto que su cerebro le pertenece al estado cubano. ¿Los disidentes del comunismo no tienen derechos humanos? Cambalache discriminatorio.

Cambalache siglo XXI, tan problemático y tan febril, como el anterior. Decía Discépolo, “vivimos revolcaos en un merengue y en un mismo lodo todos manoseaos” Es cierto. Decía Discépolo: “Hoy resulta que es lo mismo / ser derecho que traidor / ignorante, sabio, chorro, / generoso, estafador.” Es cierto. Decía Discépolo: “Todo es igual, nada es mejor”. Y esto último, afortunadamente, no es cierto.

Usted sabe que hay mejores posibilidades que aquellas que nos vende el gobierno.

Usted sabe que no todos los candidatos son iguales.

Usted sabe que hay candidatos que van a respetar las instituciones. Usted sabe que hay candidatos idóneos.

Y Usted puede, con su voto, hacer en serio, “un país en serio”, sacarlo para siempre del cambalache mentiroso, discriminatorio y populista en el que vive.

El 28 de octubre, de Usted depende.

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9/10/2007

¡OH! ¡La sospecha! por Malú Kikuchi

Según el diccionario, “sospechar” quiere decir: 1) imaginar algo por conjeturas fundadas en apariencias o visos de verdad; 2) desconfiar, dudar, recelar. Hoy, en Argentina, los argentinos, sospechan. Y vivir en permanente estado de sospecha, además de ser incomodísimo, cansa y termina desmoralizando.

La sospecha puede ser creativa en si, pero no crea nada sólido ni positivo. La sospecha puede ser un acto de inteligencia, pero el estado de sospecha mantenido en el tiempo, nunca es inteligente. Cicerón (Marco Tulio, AC 106-43) decía que “cuanto mejor es uno, tanto más difícilmente llega a sospechar la maldad de los otros”.

Puede que los argentinos no seamos los mejores, pero la maldad de algunos nos ha obligado a ser los mejores en cuanto a sospechas se refiere. Lo más triste, lo que hasta ahora pareciera ser irremediable, es que el estado de sospecha en el que nos obligan a vivir, nunca se diluye, nunca desaparece. Y las sospechas se van sumando.

Entre las muchas policiales que escribiera Agatha Christie, hay una que recuerdo en particular. No es la mejor trama, ni la más ingeniosa, ni siquiera la mejor escrita, es más, recuerdo vagamente el argumento, pero no puedo olvidar el concepto central sobre el que giraba la novela.

El título lo dice todo: “Inocencia trágica”, y se basa en la monstruosidad que supone para los inocentes de un delito, ser sospechados de haberlo cometido. Si en cualquier grupo humano se comete un crimen y no se encuentra al culpable, todos aquellos que pudieran haberlo cometido son sospechosos. Y el ser sospechoso es una pesada carga para sobrellevar.

En el caso de la novela de Christie, los inocentes hacen lo posible y hasta lo imposible por probar su inocencia y salir del estado de sospecha. Es lo que corresponde, es lo que indica la lógica. Si alguien es inocente tiene más interés que nadie en que se pruebe su inocencia y se aleje de él toda sospecha.

Eso sucede en la novela de Agatha Christie. En la actualidad política argentina, no ocurre lo mismo. ¿Por qué? ¿Será que los sospechados no son tan inocentes?

Tres casos muy recientes que permiten sospechar. En los tres casos los sospechados en mayor o menor grado no parecen tener interés en demostrar que las sospechas no tienen asidero.

1) Daniel Scioli, candidato a gobernador de la provincia de Buenos Aires, si gana la elección, ya le ha ofrecido el cargo de Ministro de Seguridad de la provincia a Carlos Stornelli. Se dice que ya aceptó. Hoy, Stornelli es el fiscal de la causa Skanska, donde se acusa a la empresa sueca de haber pagado millonarias coimas para ganar la licitación de ampliación del gasoducto Norte. El caso Skanska se quedaría sin fiscal. ¿A quién le conviene?

2) Mauricio Macri, Jefe de Gobierno electo de la Ciudad de Buenos Aires, le ofreció a Guillermo Montenegro modificar la ley de Ministerios de la Ciudad para crearle un Ministerio de Seguridad y Justicia. Se dice que ya aceptó. Hoy, Guillermo Montenegro es juez de la causa Skanska en el tema de los sobornos pagados por la empresa a supuestos funcionarios del gobierno. El caso Skanska se quedaría sin juez. ¿A quién le conviene?

Dijo Ricardo Lorenzetti, presidente de la Corte Suprema de Justicia de la Nación: “Antes el juez terminaba con el conflicto, ahora el conflicto termina con el juez”. Ya no sólo la política se mete con la justicia, la justicia se pasa a la política.

Curiosamente, ni Scioli, ni Macri, ni Stornelli, ni Montenegro intentan explicar algo. ¿Estos futuros nombramientos responden a algún acuerdo tramado a espaldas de la gente? ¿Los nombran realmente porque los creen idóneos para el cargo, o están pagando favores? ¿Lo hacen porque el Ejecutivo se los pidió? ¿El objetivo es retrasar la causa Skanska? Los argentinos, sospechan. Tienen motivos para hacerlo.

3) Las elecciones en Córdoba. Las encuestas ya se han convertido en un clásico: se equivocan. ¿Se equivocan en serio porque hacen mal las preguntas o manipulan a la población a pedido de los que las contratan? Los argentinos sospechan. Tienen sobrados motivos para hacerlo.

El resultado de la elección cordobesa quedó muy lejos de las cifras de las encuestas. Ocurrieron hechos anormales durante el recuento. Demasiados hechos que a esta altura de las sospechas ya no se sabe si son ciertos o están en el imaginario popular. La sospecha es gravísima. Se sospecha ¡fraude!

Oficialmente Juan Schiaretti gana la gobernación por poco más de un punto sobre Luis Juez. Schiaretti es hoy vicegobernador de Córdoba y Juez es hoy intendente de Córdoba capital. Juez grita ¡fraude!, pide abrir las urnas y contar los votos de a uno. El gobierno de la provincia, a través de la justicia (¿estará manejada la justicia por el ejecutivo?, una sospecha más), sigue con el escrutinio final, contando sólo las actas.

¿No sería lógico que tanto Schiaretti como el gobernador De la Sota y Eduardo Di Cola (a cargo del Correo Nacional que es el responsable del recuento de votos) fueran los más interesados en establecer su inocencia e instaran a abrir las urnas y alejar toda sospecha del triunfo de Schiaretti? Los dos primeros hablan públicamente, se quejan de las denuncias de Juez, reivindican la democracia ¿?, declaman inocencia, pero no la demuestran. Los argentinos sospechan. Los motivos para hacerlo aumentan por minutos.

Los argentinos viven en un permanente estado de sospecha con respecto al gobierno. Una sospecha corrosiva, viscosa, maligna, que no se disipa. Esta terrible clase de sospecha no tendría cabida en una verdadera república. La sospecha en cuanto a ciertos actos de la política, se acrecienta con el correr de los días y de los hechos. Y así, sospechando, los argentinos se preparan para votar en las elecciones nacionales del 28 de octubre.

El Presidente pide llenar las urnas con memoria el 28 de octubre. Haga memoria. Sume las sospechas y vote. Su voto puede alejar para siempre, con un nuevo gobierno electo, las sospechas de pactos inconfesables, arreglos a espaldas de la gente, aprietes a la justicia y burlas a la voluntad popular. De Usted depende.

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9/03/2007

¿Quo Vadis Argentina? por Malú Kikuchi

Nerón incendia Roma en año 64 y hace responsables de la tragedia a los cristianos. A éstos se los empieza a perseguir despiadadamente. Según una antigua tradición, (San) Pedro, dando todo por perdido, abandona Roma.


Sale de la ciudad y caminado por la Vía Appia se cruza con Jesús al que le pregunta: “Quo vadis, Dómine? (¿a dónde vas, Señor?), y Jesús le contesta: “Voy a Roma a ser crucificado de nuevo por ti”. Pedro da la vuelta, se dirige a Roma y sienta las bases del cristianismo en Occidente.


¿A dónde va la Argentina? Sin necesidad de hacer un detallado estudio sobre los sucesos de los últimos años, se hace evidente que Argentina no se dirige hacia una democracia republicana. En Argentina no impera el estado de derecho, la ley no está por encima de la voluntad del gobernante, la igualdad de oportunidades no existe, pero sí existe un sistema bien aceitado que permite sobreprecios, coimas y corrupción generalizada.


¿A dónde va la Argentina? A primera vista y en el plano internacional, Argentina no elige bien a sus aliados. Está enfrentada con casi todo y con casi todos.
Todavía no le ha tocado el turno del reto agrio y destemplado del Presidente, ni a los “boys scouts”, ni a los maoríes de Nueva Zelanda, pero puede que sea sólo cuestión de tiempo. Por ahora, los amigos “amigos” se reducen a Chávez y a Evo Morales. Quizás se podría incluir en este reducido club al ¿retirado? Fidel Castro.



¿A dónde va la Argentina? En materia inseguridad, probablemente se encuentre entre los países más inseguros del planeta. Basándose en un seudo garantismo, que en realidad es simple abolicionismo del código penal, los delincuentes son intocables y las víctimas son las culpables.



¿A dónde va la Argentina? En economía el país depende casi exclusivamente de la bonanza internacional. El hecho que China e India incorporen por año 100 millones de consumidores más al mercado internacional, hace que los “commodities” argentinos obtengan buen precio y sean necesarios. Pero el país no hace nada para consolidar los logros actuales en previsión de tiempos no tan benéficos para nuestros cereales.



¿A dónde va la Argentina? Cada día se depende más del campo y cada día se grava más al campo. El campo argentino es el más competitivo del planeta y parece que en vez de ser un mérito para el gobierno, es un demérito y se lo castiga permanentemente. ¡Se prohibió exportar carne! Resultado, hoy, Brasil es el mayor productor de carne del mundo y el Uruguay exporta más carne que la Argentina.



¿A dónde va la Argentina? Como la política económica es la llamada “industrialista”, y la industria argentina (casi toda) no es competitiva, necesita de un dólar alto. Ende, el Banco Central debe comprar dólares. Para comprar, el Central debe emitir pesos. Resultado, inflación. Para frenar la inflación, en vez de tomar medidas serias, se impone el control de precios. Como el control de precios no sirve (no le sirvió a Diocleciano, ni a nadie), se destruye la credibilidad del INDEC y se dibujan, a pedido, los índices.


¿A dónde va la Argentina? El sistema de corrupción está tan imbricado en casi todas las contrataciones que dependen del gobierno, que las licitaciones o las contrataciones directas, tienen un retorno preestablecido, que de no aceptarse, no hay negocio. La mentira oficial es permanente. El gobierno ha decidido que “anunciar es gobernar”. Los anuncios de obras se suceden, las obras no aparecen. Las promesas electorales se multiplican … y se quedan en promesas.



¿A dónde va la Argentina? Después de sufrir una devaluación salvaje, los precios empezaron a acomodarse lentamente. Las tarifas de los servicios, no. Resultado 1, las empresas no invierten donde no hay probabilidad de ganancias. Resultado 2, no hay suficiente gas, ni electricidad, ni derivados del petróleo. Argentina pasó de exportar energía a tener que importarla a un precio mucho mayor que el que se permite pagar dentro del país.


¿A dónde va la Argentina? Parece que la solución a todos los desequilibrios económicos pasa por subsidiar. Y el subsidio puede ser un remedio en caso extremo, pero no debe ser una política de estado. No puede perdurar en el tiempo y se presta a negociados muy turbios y muy, muy, redituables, para el que subsidia.


¿A dónde va la Argentina? Los partidos políticos no existen, la Constitución ha pasado a ser una estación de trenes siempre en problemas, los candidatos se eligen en la cama o por interés. ¿Quién da más? Es la pregunta del momento. Y los pases van y vienen y nadie sabe quien está con quien.


¿A dónde va la Argentina? Con el actual gobierno se va hacia el populismo, ese que fabrica pobres en nombre de la solidaridad. Va hacia el autismo a nivel internacional. Va hacia un sistema de corrupción cada día más instalado en los organismos oficiales. Va hacia la mentira como forma de hacer política. Va hacia la negación permanente de los problemas a los que patea hacia delante, sin solucionarlos. Va hacia una inflación creciente y difícil de controlar. Va hacia la falta de diálogo con el que piensa distinto. Va hacia el terror por culpa de la inseguridad.



¿A dónde va la Argentina? De este lado, del lado de enfrente del gobierno, ¿qué hay? ¿Quién es el líder de la oposición que realmente se oponga a todo lo anterior? ¿Quién es el líder (o la líder) que encuentre las palabras justas que le lleguen a la gente? ¿Dónde está aquel que enamore, encante, seduzca al electorado, hablando con palabras simples para que todos lo entiendan? ¿Dónde está aquel argentino/a que despierte confianza, certezas; que haga de la honestidad una bandera y del amor al país y a su gente su objetivo primordial?


¿Dónde está aquel que con la verdad explique las mentiras en las que vivimos? ¿Dónde está? ¿Está?

¿A dónde va la Argentina? ¿Dónde está el Pedro argentino que cargue con sus miedos a cuestas, de la vuelta y se juegue por la Patria? ¿Dónde está el Pedro argentino capaz de sentar las bases de una República democrática basada en la Constitución del 1853? ¿Existe ese Pedro argentino?

Si existe, es hora que se haga ver.El 28 de octubre, vote por aquel que le de respuesta a la pregunta: ¿a dónde va la Argentina? Y que esa respuesta sea diferente a la realidad actual.

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